Llegó Noche Vieja y ésta fue una de las pocas veces que reunimos a la familia entera en casa. Al principio todo fue normal, mucha gente, mucha comida y mucho nerviosismo por la hora. Pero entonces pasó algo que nunca más ha vuelto a pasar en mi vida.
Se conoce que soy una persona tímida, vergonzosa, retraída, introvertida, incluso solemne a veces. Pero también se conoce que, cuando estoy seguro y confiado, puedo ser todo lo contrario. Es sólo cuestión de seguridad. Y, en mi caso, estar en familia es tener seguridad.
Una vez tocaron las uvas, nos felicitamos el año nuevo y nos dimos todos besos. Brindamos y comimos polvorones. Y de algún sitio apareció un juguete de mi hermana que consistía en un casete con micrófono. Bendito casete. Acabamos mi abuelo yo, cual marineros borrachos, cantando todos los villancicos habidos y por haber. Y todo quedó registrado en una maravillosa cinta que perdí. Me cago en la puta. Pocas veces me ha sentado tan mal perder una cosa como ésta vez. Eso sí, antes de perderla la escuchamos unas cuantas veces, y que delicia...
Recuerdo haber escuchado algun fragmento de esa cinta. Muy bizarro todo
ResponderEliminar