martes, 27 de diciembre de 2011

Excurisón a tres bandas


Eiffel 65 - Blue (Europop)




Era principios de julio y ya llegaba el final de temporada. Pero aquella vez iríamos de viaje a un torneo donde nos habían invitado. ¡Íbamos a jugar contra equipos de toda Europa! 

La verdad es que lo que menos teníamos en cuenta era el torneo en sí, ya que era la primera vez que salíamos todo el equipo fuera y nos hospedábamos en un hotel. En grupos de 3 por cada habitación. Y era un disparate. Éramos jóvenes, ahora no penséis que montamos orgías ni nada por el estilo, simplemente estábamos a nuestras anchas. 

Y recuerdo que aquel viaje jugamos bastante al billar. Un billar que había en el sótano del hotel, en una especie de pub. Y cuando llegamos justamente empezó esta canción. Claro está, en aquella época escuchaba también cosas así, no estaba definido, pero admito que me motivó. Y aún hoy en día no me desagradan según que canciones, aunque supongo que será por la nostalgia...

lunes, 19 de diciembre de 2011

Sincronización audiovisual


Daft Punk - Around The World (Homework)



 
Imaginaos un vídeo con gente disfrazada de momias, esqueletos, astronautas y raperos. Y todos bailando. No puede salir nada bueno de eso. Y luego imaginaos una música electrónica normal, nada extraordinaria. Pues tampoco mata, la verdad. 

Pero ahora juntadlo, conseguid la coreografía perfecta y tendréis esta (para mí) obra de arte. Puede que me impactara tanto que la haya mitificado, pero esta canción, con este vídeo, es el videoclip perfecto, sin más...

martes, 13 de diciembre de 2011

Especial II - Karaoke navideño




Llegó Noche Vieja y ésta fue una de las pocas veces que reunimos a la familia entera en casa. Al principio todo fue normal, mucha gente, mucha comida y mucho nerviosismo por la hora. Pero entonces pasó algo que nunca más ha vuelto a pasar en mi vida. 
 
Se conoce que soy una persona tímida, vergonzosa, retraída, introvertida, incluso solemne a veces. Pero también se conoce que, cuando estoy seguro y confiado, puedo ser todo lo contrario. Es sólo cuestión de seguridad. Y, en mi caso, estar en familia es tener seguridad. 

Una vez tocaron las uvas, nos felicitamos el año nuevo y nos dimos todos besos. Brindamos y comimos polvorones. Y de algún sitio apareció un juguete de mi hermana que consistía en un casete con micrófono. Bendito casete. Acabamos mi abuelo yo, cual marineros borrachos, cantando todos los villancicos habidos y por haber. Y todo quedó registrado en una maravillosa cinta que perdí. Me cago en la puta. Pocas veces me ha sentado tan mal perder una cosa como ésta vez. Eso sí, antes de perderla la escuchamos unas cuantas veces, y que delicia...




  








miércoles, 30 de noviembre de 2011

Tardes de paz


Eros Ramazzotti - Tierra Prometida (Eros)




 Esta canción me trae recuerdos muy, muy nítidos. Esas tardes que llegas a casa del colegio, no tienes deberes ni preocupaciones y puedes relajarte totalmente. Te duchas y, cuando sales, no hace ni frío ni calor. Es la temperatura perfecta. Vas a la habitación y pones esta canción en la cadena. Ésa es justamente la sensación que me trae cada vez que la escucho: me siento limpio, sobre todo mentalmente. Liberado. 

Eran grandes tardes, y en aquella época era cuando solíamos echar partidas por ordenador con nuestro amigo Jordi y su hijo Álex. Dos en cada casa, codo con codo colaborando para ganar a los otros. Sí, eran grandes tardes...

jueves, 24 de noviembre de 2011

Regreso al afuera







Es curioso el tema de los recuerdos, ¿verdad? Siempre tenemos al alcance un puñado de ellos de cuando éramos críos pero normalmente surgen por repetición, al contarlos una y otra vez como anécdotas, como los chistes. Pero es al pararse a pensar (sí, hay que pararse) y reflexionar sobre ellos cuando empezamos a encadenar momentos, lugares, situaciones de las que ya ni teníamos en cuenta. 

Y no es tan fácil, no todos los momentos son propicios para evocar recuerdos. Se necesita un momento de tranquilidad, que no muchos están dispuestos a gastar; un cierto punto de nostalgia por tiempos pasados y un elemento que nos encienda la chispa. 

Entonces me pongo a ello. Hago lo que tengo que hacer y busco y rebusco para luego intentar plasmar una idea de lo que tengo almacenado, unas veces muy sencilla y escueta, otras tan complejas que me resulta imposible describirlas linealmente. 

Y al final lo expongo, para que alguien lo vea y no sepa de lo que estoy hablando, que imagine una cosa totalmente distinta a la que intento exponer, que no entienda el enlace entre la música y la situación y los juzgue por separado, que vea lo que una vez viví, explicado según soy.

Esto me lleva a plantearme el por qué lo hago. ¿Por vanidad, esperando que la gente lo vea y flipe? ¿Por la generosidad de compartir momentos de mi vida? ¿Por la esperanza de que alguien entienda lo que intento explicar? ¿Por el aburrimiento que exudo? Ya no lo sé...


viernes, 22 de julio de 2011

Interludio II – Solsticio De Verano







Es 2011, un 22 de julio concretamente, y hoy empiezan mis vacaciones. Me refiero a que voy a hacer un parón para descansar y para seguir recopilando momentos, porque uno no está todos los días ni nostálgico ni inspirado y se me acaba el material. El tema es que son unas vacaciones especiales, como algunas otras, porque ayer acabé un ciclo, literalmente…


Es 2008, un 15 de septiembre supongo, y hoy empiezo un ciclo nuevo. Estoy bastante nervioso, voy a reconocerlo. Vengo de dejar 3 años atrás de universidad, 3 años de amargura, 3 años sin conocer a nadie nuevo, 3 años de frustración, 3 años de ostracismo. Una carrera que debía sacar por todo lo invertido: tiempo, esfuerzo y dinero. Una carrera que me llevaría a programar durante 8 horas delante de un ordenador o arreglar los problemas que iban surgiendo en esta “maldita informática”, como decían los que normalmente generaban los problemas. La segunda opción era la que más me atraía, porque normalmente me gusta ayudar. Ya tenía el pelo muy largo, llevaba gafas, era introvertido y además me gustaba el mundillo, ¿no?
El metro me deja en Selva de Mar, y ahora solo tengo que bajar un par de calles, lo he visto en google maps. Paseo nervioso y veo un parque al otro lado de la calle, parece agradable y ¡oh! suena coldplay.
Entro en clase y veo 30 caras desconocidas, la mayoría con menos años que la mía. De momento es lo que me esperaba: ser el mayor en una clase de críos salidos de la ESO, con sus hormonas, su humor infantil y sus nuevas modas. Madre mía, dónde me he metido…

 
Es 2011, 21 de julio concretamente, y hoy es mi último día en la escuela de cocina. Me levanto empanado, como siempre. Cojo el metro, como siempre. Salgo del metro y decido ir por donde fui el primer día, por que soy un romántico, qué cojones. Pensaba que me traería recuerdos, pero no, llego como siempre. Me cambio, como siempre. Y subo a hacer servicio, como siempre. 
El día es un poco raro, es decir, debería estar contento o triste por acabar, pero no, no noto nada especial. Al acabar el servicio me paso por la escuela a despedirme de todos los que quedan, “mucha suerte” y “un placer” a mansalva. Bajo al vestuario, como siempre. Y vacío mi taquilla, para siempre. Entonces llegó el momento que he estado esperando todo el día. En cuestión de segundos mi taquilla queda vacía, en mi estómago se hace un vacío y vienen a mí montones de recuerdos a la vez. No es una catarsis, ni lloro como un descosido, pero vuelvo a ser humano. 
Porque mucho ha pasado en estos 3 años como para perdonarme el no emocionarme. Porque no sólo ha sido un oficio lo que me he llevado, también he recuperado la confianza que una vez perdí, incluso he ganado en otros aspectos. Me llevo un personaje, Don Antonio, un hombre infalible, un hombre seguro, un hombre valiente y un hombre que nada se parece al Antonio real. Y me llevo gente, compañeros de fatigas, que han hecho que vuelva a sentirme un niño, a sentir curiosidad, a estar alegre y tener ilusión. Y porque a pesar de sus más y su menos han hecho que me convierta en un tío que mola, que cojones…

sábado, 9 de julio de 2011

La rutina


The Smashing Pumpkins - Ava Adore (Adore)




Sentados, mi padre y yo delante de la tele, la encendemos y hacemos un poco de lo que después se conocería como zapping. De repente en el monitor aparece un calvo un tanto tenebroso. Lo dejamos, es música, a ver qué tal. Un videoclip rarísimo, los dos nos quedamos pasmados. La música es bastante rara y nueva para mí. No sé si es la guitarra o la voz lo que más me atrae. Me quedé con el nombre.

Días más tarde, cosas de la vida, tuve que ir a la biblioteca. Eché un vistazo por los discos y, mira por donde, lo encontré. Estaba bastante usado y rallado, pero bueno, le echaría un oído a ver qué tal era este grupo. Entonces hice lo de siempre: llegué a casa, encendí la cadena, coloqué el disco y a disfrutar...